El incendio de Trump

            Preocupado por el impacto de los aranceles de Trump, el Banco Central Europeo, con Christine Lagarde al frente, decidió bajar un 0,25 los tipos de interés, en un contexto de control de la inflación. De hecho, este dato –un 2,2%– se abre hacia la senda del 2%, meta del regulador bancario. El tsunami comercial que ha generado la administración norteamericana es un fenómeno insólito y de una elevada gravedad. Es un retorno a fines del siglo XIX; prosigue durante la economía de entreguerras. En 1897, Estados Unidos aplicaba aranceles por un 57%; y a las puertas de la Primera Guerra Mundial, todos los países esgrimieron gravámenes que iban del 9% al 41%, según el economista Sidney Pollard. Las cifras se elevan con estimaciones de otros dos economistas, Kenwood-Lougheed, que exponen datos que oscilan entre el 35% y el 65%. Una profundización en el proteccionismo en un escenario que no se debe olvidar: la crisis económica arrastrada desde 1873, la primera del sistema capitalista. Una fuerte recesión que generó deflación, destrucción empresarial y concentración del capital financiero e industrial. Y que puso bases económicas para futuros conflictos bélicos.

            La Gran Depresión de la década de 1930 espoleó otra onda arancelaria. El proteccionismo se intensificó con políticas de “empobrecer al vecino”: devaluación competitiva, protección y “guerra comercial”; incrementos de tarifas arancelarias, restricciones cuantitativas a las importaciones, control de cambios, acuerdos bilaterales. En esa coyuntura, el proteccionismo comercial comenzó en Estados Unidos con la aprobación del arancel Hawley-Smoot. La medida provocó represalias de otros países, que también elevaron sus aranceles y levantaron barreras cuantitativas al comercio internacional. Se agudizó la crisis: más del 30% de paro y una deflación galopante por falta de demanda agregada. Todo es familiar, si lo comparamos con ahora.

            Porque, en efecto, Trump reproduce esos movimientos, y ahora exige además que la Reserva Federal baje los tipos de interés, no sin antes insultar y menospreciar al presidente del banco central, Jerome Powell (nombrado por el propio Trump en su primer mandato). Y remitiendo como modelo a la actuación del Banco Central Europeo: reducción de tipos. Pero la situación no es exactamente la misma entre Estados Unidos y la Unión Europea. Las tensiones inflacionistas están aflorando en el primero; y esto es lo que inquieta a Powell. La desinflación se va confirmando en el segundo; de ahí la apuesta de Lagarde. La preocupación del banquero estadounidense es justificada, habida cuenta que puede desembocar en la estanflación: recesión e incremento de los precios. Una ecuación corrosiva. Influyentes economistas de perfil netamente liberal, como Olivier Blanchard y Larry Summers, están advirtiendo de los peligros del “fuego” (textual, en un documento de Blanchard) que está avivando Trump con los aranceles. Con su incendiaria irresponsabilidad. Expectante: China, devaluando su moneda –minando los aranceles–, vetando exportaciones estratégicas (tierras raras) a Estados Unidos, y abriéndose a la colaboración con todos los países. El mundo al revés.

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