La campaña electoral en España vuelve a dejarnos perlas económicas. La más llamativa es, una vez más, la promesa del presidente en funciones, Mariano Rajoy, de bajar los impuestos y seguir manteniendo los gastos. Esto es imposible, por tres motivos centrales:
- Las perspectivas del crecimiento económico de España son a la baja, tal y como señalan diferentes instituciones económicas. Menos crecimiento son menos ingresos.
- España debe ajustar, este mismo 2016, cerca de 20 mil millones de euros para adecuar el déficit público a las exigencias de Bruselas. Incidir en una reducción de entradas a las arcas públicas bajando impuestos no va a ser bien recibido por la Comisión Europa, algo que, seguro, le habrán comunicado oficiosamente a Rajoy.
- La curva de Laffer no es una ley universal: no siempre se incrementan los ingresos cuando se reduce la presión fiscal. Es más: aquéllos no suelen remontar ante ésta última. Estamos ante una falacia económica, comprobada por estudios de caso en Historia Económica.
De manera que no se crean estas patrañas. Y desconfíen de aquellos que hacen malabarismos con promesas sin recorrido.