El rostro de los trabajadores baleares, hacia 1900: zapateros, oficinistas, tejedoras

img0004img0003img0001img0112Maxine Berg: «El sistema doméstico tenía muchas ventajas. El capital podía circular (…) de una industria a otra (…) Se transfería con frecuencia en su totalidad dentro y fuera de la industria y hacia inversiones más tradicionales (…) Las industrias organizadas en pequeña escala o de ámbito doméstico proporcionaron también una fuerza de trabajo flexible (…) Su origen consistía en una ocupación a tiempo parcial que aportaba un suplemento a los magros ingresos familiares». (La era de las manufacturas, 1700-1820, Crítica, Barcelona 1987).

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