El ministro de Economía, Luis De Guindos, va a dejar el cargo: se prepara a presidir el Eurogrupo de economía, el sanedrín de los ministros económicos, en el que De Guindos actuará como sumo sacerdote. Quien tiene muchos números para sustituirle es Álvaro Nadal, el secretario de Política Económica y Empleo del PP. Es curioso el mecanismo de ascensión de determinados profesionales. El curriculum de Luis de Guindos es escaso, desde el punto de vista académico. No así en el ámbito profesional, si bien con avatares que no son, precisamente, una buena carta de presentación: su inactivo trabajo como representante en España de Lehman Brothers constituye una muestra elocuente que, sin embargo, no le ha producido consecuencia negativa alguna. La actividad de De Guindos se ha baqueteado, sobre todo, en la esfera público-privada: su adscripción política y la ocupación de cargos en el Ministerio de Economía y Hacienda en tiempos de Rodrigo Rato, le abrieron otras puertas con suculentos empleos. Ah, estos liberales que presumen del mercado pero que siempre miran la palanca de lo público para ascender…
De Guindos se ha trabajado con gran constancia el cargo que va a ocupar: ha avisado al Ministro de Finanzas alemán antes que a nadie sobre la reforma laboral en España , «va a ser muy dura», comentó, y fue respondido con una sonrisa disciplente del profesor al alumno que hace puntos. Las intervenciones de De Guindos siempre han ido a la cola de las germánicas, a pesar de que éstas son letales para la economía española, como para todo el sur de Europa. Es igual, ¿no era Maquiavelo algo liberal? Pues eso.
La jerga de De Guindos es la típica de los economistas convencionales: conceptos ampulosos inscritos en frases retóricas que nada dicen, pero que descolocan a sus interlocutores: ya saben, hay que ser oscuro cuando no se puede ser profundo. Este hombre va a ser el que discuta a cara de perro con Yanis Varoufakis, el ministro griego, persona de fuerte fundamento académico y gran conocedor de la economía. De Guindos, sin embargo, lo tiene muy fácil: basta que actúe como están haciendo ahora los representantes españoles encabezados por Rajoy: como mastines de Merkel, para recibir las caricias correspondientes y algún huesecillo. Esta es la baza de De Guindos. Será aplaudido por sus colegas del Eurogrupo y recibirá el toquecito en el lomo de la canciller alemana. No hace falta saber mucha economía para esto; de ahí la elección de Luis De Guindos, siempre en la cresta de la ola.