Bauzá se apresuró a sellar una nueva ocurrencia: la conquista del Régimen Especial para Baleares. El tema es recurrente. Pero nunca antes la torpeza fue mayor: sin apenas haber trabajado la cuestión, con una trayectoria nula durante la legislatura en el ámbito de la financiación, Bauzá trata, desesperadamente, de presentarse ante la opinión pública como un prestidigitador, y ofrece el REB como centro del espectáculo. Pero ello delata la enorme debilidad del PP:
- Se renuncia a las inversiones estatutarias que, sumadas a las de los Ministerios y Empresas Públicas estatales, constituían un factor clave para mejorar la competitividad de Baleares. En esta legislatura este compromiso se ha quebrado por completo, tras tres años (2008-2010) de cumplimiento estricto, tras el acuerdo del govern de Francesc Antich con el central: 300 millones de euros en 2008, 414 en 2009 y 544 en 2010, con una previsión existente de 451 en 2011 que no se culminó por la no presentación a Madrid, por parte del Govern, de proyectos concretos. Por tanto, no hablamos de “sólo” 100 millones, como apostillaba el conseller de Hacienda; estamos ante cifras de enorme relevancia para la economía balear. Bauzá ha optado por una línea entreguista: no reivindicar, de facto, nada a Madrid, limitándose a acogerse al Fondo de Liquidez Autonómica para obtener numerario que debe devolver.
- Los beneficios fiscales del REB de Bauzá afectan a grupos empresariales, con ventajas fiscales si invierten una parte de sus beneficios (del orden del 75%). De entrada, resulta difícil pensar que pequeños empresarios –como los autónomos– puedan hacer frente a tal objetivo. Además, la rebaja fiscal que se pretende acabará lastrando las partidas del modelo de financiación: aquí, entonces, se recaudará menos. Y este desagüe fiscal, por tanto, va a penalizar la asignación a servicios básicos: sanidad, educación, servicios sociales.
- No hay compromiso alguno, presupuestario, del gobierno central en este nuevo REB: todo son grandes palabras, huecas de memoria económica, de presupuesto, que es cuando la política se hace carne. Bauzá califica de “histórico” algo que es “ahistórico”, por una simple razón: no existe.
4. En tal sentido, nada vemos sobre fondos de insularidad, elementos cruciales que debieran corregir desequilibrios en la financiación balear. Y el resultado será letal: se pierde el compromiso de las inversiones estatutarias, se fía todo a la “bondad” del gobierno central y se elude cualquier vínculo para renovar el modelo de financiación. Éste, recuérdese una vez más, ha supuesto para Baleares, según comunicación del propio Ministerio de Hacienda, partidas adicionales para las islas del orden de 450-500 millones de euros anuales, colocando al archipiélago en la media de financiación per cápita. Estas cantidades se alcanzaron tras la negociación encabezada por Antich entre 2008 y 2010: las cuentas de Bauzá serían ahora mucho peores de lo que son, sin este flujo monetario. Urge, a partir de ahora, trabajar en la ordinalidad del modelo. Y desarrollar un REB serio y riguroso: no la chapuza, ese conejo de la chistera, que presentó, sin credibilidad alguna, Bauzá.