¿Qué puede proponer Tsipras a la eurozona? Para Merkel y Hollande, reunidos hoy en un cónclave, la pelota está en el tejado heleno: Atenas debe hablar. Quizás sea cierto. Pero no creo que todo esté en la parte griega. Ésta habló, y de qué forma, el domingo. Y se conocían ya las propuestas de Grecia, que no negaba la necesidad de un ajuste, muy distinto al que se le pretende imponer. Urgen reformas. Pero esto no puede ser un eufemismo de más recortes sociales. Recordemos cinco puntos clave de la agenda helena:
- Pago de impuestos, lo que induce la progresividad fiscal. Pero no incrementos del IVA, toda vez que esto acrecentará la pobreza ciudadana y hundirá la actividad turística, central en la recuperación económica de Grecia.
- Eliminación del fraude en el fondo de pensiones y dimensionar de forma más razonable las jubilaciones. El plan europeo incide, sin embargo, en los tramos más humildes, lo cual fomenta la animadversión general de la ciudadanía.
- La supervisión del presupuesto gubernamental y la observación detallada de los movimientos fiscales y aduaneros. En ambos casos, se impondría la creación de instituciones bajo control parlamentario que aseguraran la corrección de los seguimientos que se efectúen, con controles de ejecución prácticamente semanales.
- Liberalización del comercio al por mayor y del sector de la construcción y sus derivados (como el mercado de materiales) y erradicación de obstáculos para hacer negocios en Grecia.
- Solicitud de asesoramiento de la OCDE para contribuir al diseño y evaluación de las reformas planteadas.
Es decir: Grecia ya aceptado reformas. A su vez, las ha puesto en práctica con resultados harto conocidos y catastróficos. La síntesis es demoledora: según la Hellenic Statistical Agency, un millón de familias malviven con una pensión ridícula de una persona mayor, mientras el resto familiar no tiene empleo. Y sólo el 9% de los desempleados está cubierto por las ayudas gubernamentales. Miseria económica.
Frente a esto, los altos dignatarios europeos siguen insistiendo en que Grecia debe hacer más. El “no” ha advertido de la incertidumbre que podría generar la salida de Grecia del euro. El BCE y el FMI cambian el paso: anuncian más liquidez. Este movimiento trata de paliar las caídas bursátiles y la sensación de pánico, trasladable a los mercados, y oxigenará el sistema financiero griego. Es buena noticia, si bien debe concretarse de qué cifras estamos hablando en el medio plazo. Inicialmente, se habla de unos 90 mil millones de euros. Europa entra, así, en su propia contradicción: trata de crear miedo a la población, pero debe reaccionar ante la respuesta popular. El envite europeo (recuerden: Grecia se va del euro si salía el “no”, tal y como anunció Rajoy) inferirá unas pérdidas del orden de 400 mil millones de euros para los países europeos, con una gran tensión en las primas de riesgos de las piezas más débiles de la eurozona (Portugal, España, Italia), lo cual acrecentaría todavía más el problema, de difícil concreción.