¿Estado y Economía?: desde el World Economic History Congress, Kyoto, Japón

Este ha sido uno de los temas centrales en esta primera sesión plenaria. Expertos de diferentes universidades (Franco Amatori, Price Fishback, Tadeo Kikkawa, Pui-Tak Lee, Aldo Musacchio, Tirthankar Roy, Andrey Yudanov) han aportado estudios de caso en los que, con matices, se demuestra la función crucial del Estado como emprendedor, como motor económico, en diferentes momentos de la historia económica más reciente. La reflexión no es trivial. Hoy en día existe una visión en la Economía, avalada por la Historia Económica, que va ganando alguna fuerza explicativa, a saber: frente a la óptica negativa de la intervención pública en los mercados, auspiciada por la economía liberal de forma acrítica y adoptada por el conservadurismo político, investigaciones recientes enfatizan que esto que llamamos «economía de mercado» resultaría difícil de entender sin el papel propulsor de los gobiernos. Las inversiones del New Deal norteamericano de los años 1930, la adscripción de la economía hindú a un tipo de cambio fijo con la libra esterlina también en aquella década –que supuso la extensión de las políticas de austeridad, que se habían ensayado con el mantenimiento a ultranza del patrón oro–, la significación inversora pública en Latinoamérica –especialmente en Brasil a raíz de la década de 1990– o la aparición de «empresas-gacela» en Rusia tras la caída del imperio soviético, componen elementos claros de los que extraer conclusiones aleccionadoras. Y una de ellas es que el Estado ha actuado como emprendedor en muchas ocasiones históricas, mientras que su satanización es lo que preside el discurso oficial de la economía más convencional. La Historia Económica, de nuevo, ofrece caminos transitados, trillados con investigaciones de gran profundidad y con bases de datos potentes. La ideología es la que cierra el paso a la ciencia.

En 2014, la profesora Mariana Mazzucato publicaba un libro magnífico, de lectura totalmente recomendable. Su título: El Estado emprendedor (RBA Editores). La investigación de Mazzucato, avalada por una gran historiadora económica que se llama Carlota Pérez (que estuvo en Baleares en 2010 para hablar, justamente, del cambio tecno-económico que se está produciendo, un debate que tuvimos en plena vorágine de la crisis), lanza un desafío a esa tesis de que el Estado es siempre torpe en sus decisiones, un burocrático paquidermo que no quiere asumir riesgo alguno. El libro de Mazzucato demuestra lo contrario, con datos e informaciones contundentes. Vean un ejemplo simple: tras los míticos garajes de Apple, Google y otras firmas emblemáticas que han hecho historia y que han triunfado sin género de dudas, se encuentra la iniciativa particular…pero también se halla la inversión del sector público. La innovación, pieza básica del crecimiento económico, ha sido posible porque los gobiernos apostaron por ella, y desde la economía pública se han generado trasvases a las empresas privadas. Éstas han aprovechado la situación –cosa encomiable–; pero sus acérrimos defensores ideológicos se han lanzado a una campaña desprestigiadora de lo público, tildado como ineficiente, cuando ha sido, históricamente, un motor capital del desarrollo de las economías.

Estas ideas, estos argumentos, investigaciones frescas y novedosas, constituyen uno de los discursos que estamos discutiendo en Kyoto, en diferentes sesiones de trabajo y con consagrados especialistas de todo el mundo.

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