La economía parece que irá bien en 2018. Este es el augurio generalizado de los expertos. Sin embargo, la historia económica enseña que caben ciertas cautelas. He aquí algunos elementos a considerar. En primer lugar, la posible vulnerabilidad extrema de empresas y familias a cualquier subida de tipos de interés, si está asociada a un debilitamiento de la actividad económica o simplemente a un bajo crecimiento. Al igual que ocurrió en la primera década del siglo, hay indicios de que está habiendo una mala asignación de recursos en la economía, especialmente en el sector de la construcción. Esto hace pensar que se están creando nuevas burbujas de activos. Éstas inflan los precios de las acciones y de las participaciones, de bonos y de propiedades inmobiliarias. En segundo término, ¿qué supone esto? Esencialmente: un proceso intenso de enriquecimiento de las rentas más altas. La situación se dibuja así. Las deudas privadas no se han amortizado ni «des-apalancado»: el gran volumen de deuda privada en todo el mundo constituye un obstáculo para la recuperación. Tomando 2015 como referencia, la deuda de empresas privadas aumentó casi 800 mil M $. La inversión sólo se incrementó en 93 mil M $. Es decir, el resto hasta 800 mil M $ se destinó a actividades especulativas (fuente: Hoinsington, empresa de análisis financieros de los EEUU). El flujo de efectivo a las empresas cayó en 224 mil M $.
Con un sector financiero con problemas, y con las empresas demasiado endeudadas como para arriesgarse a invertir, la política monetaria debería funcionar junto a la política fiscal. En tal sentido, las palabras de la OCDE (2016) son meridianas: «Necesitamos respuestas colectivas más enérgicas para potenciar la demanda. La política monetaria no puede funcionar sola (…) se deben desarrollar otros activadores de políticas para promover un crecimiento más sostenido y mayor». La situación a día de hoy se parece a lo acontecido en 2004-2005. La deuda privada aumenta mientras que el crecimiento económico hace que la confianza de familias y empresas se mantenga alta. No hay problemas en hacer efectivo el pago de las deudas, ya que la renta está aumentando también. Pero será suficiente que tengamos una situación de subida de tipos con estancamiento económico para que se vuelva a desencadenar el mismo proceso de 2007-2010. Ante esto, no existen varitas mágicas; pero sí instrumental económico, alguno ya aplicado en otras etapas históricas, con resultados positivos:a) Más inversión pública, muy superior a la establecida en el Plan Junckers; b) Mutualización de la deuda pública en Europa que contemple incluso condonación parcial de la misma; c) Emisión de eurobonos hasta el 40% de la deuda total de cada país, con papel activo del BCE; d) incremento del presupuesto de la UE (la referencia sería el presupuesto federal de Estados Unidos); e) Mayor regulación en los movimientos de capitales y del sistema financiero (algo que sí se hizo tras la crisis de 1929); f) Entender que Europa necesita una visión de conjunto (no «germanizada») que considere las realidades macroeconómicas diferentes del norte y del sur del Rhin.