Productividad: atención al concepto

El crecimiento de la productividad total de los factores es el resultado de una combinación de mejoras en la eficiencia, así como la tecnología y la innovación. Las economías maduras vieron una recuperación en el crecimiento de la productividad en 2010; sin embargo, se volvió rápidamente a la tendencia de desaceleración. En Estados Unidos, comenzó el declive alrededor de 2005, cuando los efectos de la productividad desde el auge de la tecnología de la información se desvanecieron. El profesor J. Madrick ha señalado, curiosamente, que el auge económico de Estados Unidos se ha desarrollado, a diferencia de lo que sucedió en el pasado, sin grandes incrementos de la productividad en las empresas.

Los datos que arguye sintetizan un crecimiento mucho menor en la etapa de mayor informatización de los procesos productivos y de servicios, lo cual ha hecho pensar -asevera el experto- que, tal vez, nos encontremos ante una época tecnológicamente avanzada de una economía más “artesanal”, amparada en la habilidad, el conocimiento y la inventiva de los trabajadores y de los pequeños empresarios, más que en el poder de las grandes fábricas y de las cadenas de distribución. Los teóricos de la “segunda ruptura industrial” se convierten en principales referentes de esa perspectiva (M. Piore, C. Sabel y J. Zeitlin), junto a los innovadores análisis sobre los distritos industriales italianos. Según estos autores, se certifica un cambio técnico que afecta a la información y a la investigación, con incrementos en la flexibilidad y en los procesos de descentralización que incluyen la esfera más comercial, la que establece un contacto mucho más directo entre productor, proveedor y consumidor, a partir de la utilización de las redes informáticas y de los sistemas just in time y business to business. Esas apuestas comportaron una intensa inversión en la renovación de equipos tanto en el sector público como en el empresarial, el incremento notable de la productividad, la creación de puestos de trabajo y el control de la inflación. Las cifras de Madrick no difieren demasiado de las que aporta el sociólogo M. Castells, firme convencido de la enorme significación de la economía internacional para explicar los incrementos de la productividad.

En tal contexto, los resultados del crecimiento económico son acaparados por una franja social cada vez más pequeña. Esta afirmación, que podría ser ideológica o intuitiva en algún tiempo, se ha revelado veraz a raíz de las investigaciones de T. Piketty, con estudios de largo plazo de Historia Económica. La desigualdad ha aumentado entre 1982 y 2017, con cotas relevantes en Estados Unidos y en Reino Unido. Es decir, las naciones que promueven el cambio de paradigma social y económico e inauguran la etapa neoliberal, son los que marcan la pauta para el resto del mundo. A su vez, las naciones emergentes no se quedan atrás en ese desarrollo inequitativo: India y China ven crecer de manera exponencial sus PIB, pero al mismo tiempo consagran un modelo de crecimiento que impone la desigualdad como sello de identidad. Pero, eso sí: seguimos insistiendo en la productividad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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