Oxfam acaba de publicar, el 14 de mayo de 2018, un estudio referente a la economía francesa, en el que muestra la evolución de un capitalismo que está dando más prioridad a accionistas e inversores que a asalariados. Sobre 100 euros de beneficios, 5 corresponden a éstos últimos, 27,5 a los inversores y 67,5 a los accionistas (https://francais.rt.com/france/50715-dividendes-record-cac-40-rapport-oxfam). El informe concluye que se acrecienta la desigualdad en un momento en que, según proclaman las instituciones económicas internacionales, se ha superado la Gran Recesión. El tema se relaciona de forma directa, según Oxfam, con mecanismos de evasión fiscal y ocultación de grandes patrimonios en paraísos fiscales. En un libro reciente, firmado por Gabriel Zucman (La riqueza oculta de las naciones, Pasado&Presente, Barcelona 2016), este economista se esfuerza en valorar el coste de la existencia de paraísos fiscales, combinando datos de diferentes fuentes. Concluye que el 12% del patrimonio financiero de las familias europeas está en paraísos fiscales: 7,5 billones de dólares evadidos que supone unas pérdidas anuales de 130.000 millones de euros en impuestos no recaudados en los Estados de todo el mundo.
Esto guarda una relación directa con las disparidades de renta existentes y, evidentemente, con la total falta de ética empresarial y personal. En el caso de España, las conclusiones son también aparatosas: las retribuciones más elevadas que se están pagando a altos directivos en empresas del Ibex35 son abismales en relación a las devengadas a sus empleados, toda vez que aquéllos ganan casi 100 veces más (con cifras que van desde los 2 millones de euros hasta los 22 millones de euros…¡al año!), según datos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores. El dato revela, en la misma línea que los expuestos por el estudio de Oxfam o las investigaciones de Zucman, la disparidad salarial y de rentas en la que estamos instalados. Una observación que se plasmó, con claridad meridiana, en el libro extraordinario de Thomas Piketty (Le capital au XXI siècle, Ed. Seuil, París 2014), en el que demuestra que la desigualdad de rentas, a raíz de la etapa económica neoliberal desde fines de los años 1970, se ha situado en 2010 al mismo nivel que en los años 1910-1920 (conocida como Golden Age).
Pero además, y tomando como referencia el ejemplo de España, esas cifras retrotraen la disparidad salarial a épocas todavía más pretéritas. Los trabajos del Global Price and Income History Group, un prestigioso equipo de economistas e historiadores económicos dirigidos por Peter Lindert, de la Universidad de California, delatan que un senador de la Roma imperial (año 14 después de Cristo) ganaba cien veces más que la retribución media de la época (https://gpih.ucdavis.edu/Distribution.htm). La misma diferencia que se observa en las empresas españolas más importantes que cotizan en Bolsa, y que suponen un porcentaje nada desdeñable del PIB nacional: 54,3%.
Conclusión: la Gran Recesión ha corregido sus magnitudes macroeconómicas. Pero no se han resuelto los desequilibrios sociales y de renta. Una constante histórica.